
Letras de tango
Música: Edmundo Rivero
Letra: Iván Diez
(milonga)
La encontró en el bulín y en otros brazos...
Sin
embargo, canchero y sin cabrearse,
le dijo al gavilán: "Puede rajarse;
el hombre no es culpable en estos casos."
Y al encontarse solo con
la mina,
pidió las zapatillas y ya listo,
le dijo cual si nada hubiera
visto:
"Cebame un par de mates, Catalina."
La mina, jaboneada, le
hizo caso
y el varón, saboreándose un buen faso,
la siguió chamuyando de
pavadas...
Y luego, besuqueándole la frente,
con gran tranquilidad,
amablemente,
le fajó treinta y cuatro puñaladas.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Me persigue implacable
su boca que reía,
acecha
mis insomnios
ese recuerdo cruel,
mis propios ojos vieron
cómo ella
le ofrecía
el beso de sus labios
rojos como un clavel.
Un viento de
locura
atravesó mi mente,
deshecho de amargura
yo me quise vengar,
mis manos se crisparon,
mi pecho las contuvo,
su boca que reía
yo no pude matar.
Fue su amor de un día
toda mi fortuna,
conté mi alegría
a los campos y a la luna.
Por quererla tanto,
por confiar en ella,
hoy hay en mi huella
sólo llanto y mi dolor.
Doliente y abatido
mi vieja herida sangra.
Bebamos otro trago
que yo quiero olvidar,
pero estas penas hondas
de amor y desengaño
como las yerbas malas
son duras de arrancar.
Del fondo de mi copa
su imagen me obsesiona,
es como una condena
su risa siempre igual,
coqueta y despiadada
su boca me encadena,
se burla hasta la muerte
la ingrata en el cristal.
Música: Carlos Marchisio
Letra: Carmelo Santiago
Vago como sombra atormentada
bajo el gris de la
recova,
me contemplo y no soy nada...
Soy como mi lancha carbonera
que ha quedado recalada,
bien atada a la ribera.
Yo también atado a
mi pasado
soy un barco que está anclado
y siento en mi carne sus amarras
como garfios, como garras.
Lloro aquellos días
que jamás han de
volver;
sueño aquellos besos
que ya nunca he de tener,
soy como mi
lancha carbonera
que ha quedado en la ribera,
¡sin partir más!
Aquellos besos que perdí
al presentir que no me amaba,
fueron
tormentas de dolor
llenas de horror.
¡Hoy no soy nada!
Yo sólo sé
que pené,
que caí y que rodé
al abismo del fracaso...
Yo sólo sé que
tu adiós,
en la burla del dolor,
me acompaña paso a paso.
Ahora que
sé que no vendrás,
vago sin fin por la recova,
busco valor para partir;
para alejarme... y así
matando mi obsesión,
lejos de ti, poder
morir.
Pero vivo atado a mi pasado,
tu recuerdo me encadena,
soy
un barco que está anclado.
Sé que únicamente con la muerte
cesarán mis
amarguras;
cambiará mi mala suerte.
Vago con la atroz melancolía
de
una noche gris y fría;
y siento en mi carne sus amarras
como garfios,
como garras.
Nada me consuela en esta cruel desolación.
Solo voy
marchando con mi pobre corazón.
Soy como mi lancha carbonera,
que ha
quedado en la ribera,
sin partir más.
Música: Hugo Gutiérrez
Letra: Hugo Gutiérrez
En la vida tenemos mil cosas
que son grandes, sublimes
y hermosas,
que ennoblecen y alegran el alma
alentándonos el corazón.
Pero hay una, sutil y suprema,
que nos llega tranquila y serena,
es
hombría y lealtad,
sentimiento y bondad,
es sublime, se llama amistad.
Amigos que yo quiero
escuchen este tango,
que lleva entre sus
notas
un apretón de manos.
Fue escrito con el alma
pensando en la
amistad
con lágrimas lo canto
por lo que ya no están.
Alcemos
nuestras copas,
aquí en el viejo bar,
que mientras haya amigos
dan
ganas de cantar.
La existencia si es negra condena,
con amigos
parece verbena,
sin amigos no vale la pena
esta vida llena de dolor.
Los amigos igual que poetas
tienen hondas ternuras secretas,
acerquémonos más a la noble amistad
que nos llena de fe y de bondad.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera / Mario Battistella
(vals)
Hoy un juramento,
mañana una traición,
amores de
estudiante
flores de un día son.
En unos labios ardientes
dejar
una promesa
apasionadamente.
Quiero calmar los enojos
de aquellos
claros ojos
siempre mintiendo amor.
Por un mirar que ruega
perder la quietud.
Mujercitas sonrientes
que juran virtud.
Es
una boca loca
la que hoy me provoca.
Hay un collar de amores
en mi
juventud.
Fantasmas del pasado,
perfumes de ayer,
que evocaré
doliente
planteando mi sien.
Bandadas de recuerdos
de un tiempo
querido,
lejano y florido
que no olvidaré.
Hoy un juramento,
mañana una traición,
amores de estudiante
flores de un día son.
Música: Enrique Delfino
Letra: Pascual Contursi
Esas minas veteranas
que nunca la protestaban,
sin
morfar se conformaban
aunque picara el buyón;
viviendo así en un
cotorro,
pasando vida fulera,
con una pobre catrera
que le faltaba
el colchón.
Cuántas veces el mate amargo
al estómago engrupía,
y
pasaban muchos días
sin que hubiera pa' morfar;
la catrera era el
consuelo
de esos ratos de amargura,
que a causa e' la mishiadura
se
tenían que pasar.
Ya no existen esas minas
que sólo se conformaban
con lo que'l amigo les daba
siendo amigo de verdá;
hoy sólo quieren
vestidos
y riquísimas alhajas,
coche de capota baja
pa' pasear por
la ciudá.
Música: Pedro Maffia / Pedro
Laurenz
Letra: José De Grandis
Campaneo a mi catrera y la encuentro desolada.
Sólo
tengo de recuerdo el cuadrito que está ahí,
pilchas viejas, una flores y mi
alma atormentada...
Eso es todo lo que queda desde que se fue de aquí.
Una tarde más tristona que la pena que me aqueja
arregló su bagayito
y amurado me dejó.
No le dije una palabra, ni un reproche, ni una queja...
La miré que se alejaba y pensé:
¡Todo acabó!
¡Si me viera!
¡Estoy tan viejo!
¡Tengo blanca la cabeza!
¿Será acaso la tristeza
de mi negra soledad?
Debe ser, porque me cruzan
tan fuleros
berretines
que voy por los cafetines
a buscar felicidad.
Bulincito que conoces mis amargas desventuras,
no te extrañe que
hable solo. ¡Que es tan grande mi dolor!
Si me faltan sus caricias, sus
consuelos, sus ternuras,
¿qué me quedará a mis años, si mi vida está en su
amor?
¡Cuántas noches voy vagando angustiado, silencioso
recordando
mi pasado, con mi amiga la ilusión!...
Voy en curda... No lo niego que será
muy vergonzoso,
¡pero llevo más en curda a mi pobre corazón!
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Enrique Cadícamo
Tirao por la vida de errante bohemio
estoy, Buenos
Aires, anclao en París.
Cubierto de males, bandeado de apremio,
te evoco
desde este lejano país.
Contemplo la nieve que cae blandamente
desde mi
ventana, que da al bulevar
las luces rojizas, con tono muriente,
parecen
pupilas de extraño mirar.
Lejano Buenos Aires ¡qué lindo que has de
estar!
Ya van para diez años que me viste zarpar...
Aquí, en este
Montmartre, fobourg sentimental,
yo siento que el recuerdo me clava su
puñal.
¡Cómo habrá cambiado tu calle Corrientes..!
¡Suipacha,
Esmeralda, tu mismo arrabal..!
Alguien me ha contado que estás floreciente
y un juego de calles se da en diagonal...
¡No sabes las ganas que tengo
de verte!
Aquí estoy varado, sin plata y sin fe...
¡Quién sabe una noche
me encane la muerte
y, chau Buenos Aires, no te vuelva a ver!
Música: Armando Pontier
Letra: Cátulo Castillo
Anoche, mi amor,
anoche... te vi
pasar, sin dolor,
con otro querer,
y ser feliz.
Tras ese escaparate de cristal,
¡dorada de metal
y rubia!...
¡Tu coche que pasó me salpicó
su
noche de fangal y lluvia!
Anoche, mi amor,
anoche... te vi.
¡Qué
pálida tenés la tez marfil
por más que esté a tus pies
la vida vil!
¡Envuelto en su visón me presintió
temblando de ansiedad, tu corazón!...
Yo estaba en el cordón,
¡desesperado! ...
Nublada la razón,
¡deshilachado! ...
¡Qué pálida tenés tu tez marfil!
¡Qué extraña y
qué febril tu palidez!
Anoche, tal vez,
anoche, mi bien,
recién
comprendí
tu mal, y lo que es
vivir, morir,
mintiendo la ilusión que
claudicó
¡vendiéndote a un visón y a un coche!
Llorando por la noche en
un rincón,
cuando habla al corazón la noche...
Anoche, mi amor,
anoche... te vi.
Música: Raúl de los Hoyos
Letra: Roberto Lino Cayol
Por fin has logrado, mujer de la calle
que un hombre
decente se pierda por vos,
que hiera en su carne con odio asesino
quien
un calabozo jamás conoció.
Mientras trabajaba de noche en la imprenta,
para que tuvieses el pan que te di,
vos hasta olvidando que tienes un
hijo
mi nombre y el tuyo manchabas así...
¡Gata!, con un arañazo
pagas mi amor, inconsciente,
no merecés ni el balazo
que un hombre
decente
te acaba de dar.
Y hoy, cuando el llanto te ahoga,
no es que
estés arrepentida,
es al pensar que la herida
tu cuerpo de loca
te
puede estropear.
Pero el precio de tu hazaña
lo pagarás algún día.
Yo estaba tranquila sentada en mi mesa,
hace unos instantes en ese
café,
y un hombre de pronto allí se me acerca,
afuera me llama y salgo
tras él...
Sin mediar palabra, sacando un revólver,
un tiro en el brazo
cobarde me dio,
y ese caballero vio huir al canalla
y en ayuda mía,
valiente acudió...
¡Mientes!, yo soy quien la ha herido.
¡Mientes!,
no quieras salvarme,
solo el culpable yo he sido
y voy a entregarme,
señor oficial.
¡Llora! no borra tu nombre
ni tu mentira indulgente
todo el dolor y el quebranto
que a un hombre decente
le has hecho
pasar.
Música: Eduardo Marvezzi
Letra: Eduardo Marvezzi
Antiguo reloj de cobre
que vas marcando el tiempo
los pasajes de mi vida
que me llenan de emoción.
Fuiste orgullo de
mi viejo,
te lucía en su cadena
como un puente levadizo
delante del
corazón.
Cuantas veces calmó el llanto
de consentido purrete,
mi
madre como un juguete,
decía prestárselo...
y mientras él murmuraba,
mi vieja se sonreía,
y contento me dormía
jugando con el reloj.
Hoy ya pasaron los años,
se me fue blanqueando el pelo,
el
rebenque de la vida
me ha golpeado sin cesar.
Y en el banco prestamista
he llegado a formar fila
esperando que en la lista
me llamaran a
cobrar.
"Perdóname, viejo,
si de vos me olvido,
sé que lo has
querido
tanto como yo.
Sé que desde el cielo
me estás
campaneando,
y que estás llorando
como lloro yo."
Cuatro pesos
sucios
por esa reliquia,
venganza del mundo
taimado y traidor.
Me mordí fuerte las manos,
el dinero me quemaba
y mientras que
blasfemaba
a la calle enderecé;
y a la imagen de mi madre
vi que me
compadecía
y llorando me decía:
"El viejo te perdonó".
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
(canción)
(Recitado)
Siga la huella, viejo buey,
no se me
achique, vamos...
Quisiera ser golondrina,
quisiera ser golondrina
que vuela cortando el viento,
para ir ansioso y decirle
que es mío
su juramento.
(Recitado)
Vamos, Picardía, ya vamos silbando.
Tarareo y silbado:
Me ofrece la mañanita,
me ofrece la mañanita
el perfume de sus flores,
pero mi criolla es más linda
y sus ojos
son dos soles.
(Recitado)
Bueno, por hoy no hay más,
viejo buey,
ya estamos, shhhh.
Ajajá. Lindo nomás.
Música: Enrique Maciel
Letra: Ignacio Corsini
Dolor de ausencia en los ojos,
un sol radiante en su
pelo,
romántico y soñador
era el cantor de mi pueblo.
Tenía una
dulce tristeza
cuando evocaba cantando
el dolor de un amor muerto
o
el alma de nuestro campo.
Pero una noche de invierno,
una noche sin
estrellas,
quedó solo con su angustia,
al perder su compañera.
Desde
entonces en silencio
oigo a través del recuerdo,
esta canción que gemía
aquel cantor de mi pueblo.
Sólo la desesperanza
anida en mi alma
doliente,
ella se fue de mi vida,
yo voy con rumbo a la muerte.
Me
acompañan en mi noche,
triste en la sombra callada,
mi amiga, la
soledad,
y mi guitarra enlutada.
Nadie sabe de esta pena
que va
desgarrando mi alma,
ya mi vida es vida muerta,
porque murió mi
esperanza.
Fue la última canción
que en la noche se escuchó,
de
aquel cantor de mi pueblo,
romántico y soñador.
Música: Enrique Delfino
Letra: Manuel Romero
Aquel tapado de armiño,
todo forrado en lamé,
que
tu cuerpito abrigaba
al salir del cabaret.
Cuando pasaste a mi lado,
prendida a aquel gigoló,
aquel tapado de armiño
¡cuánta pena me
causó!
¿Te acordás?, era el momento
culminante del cariño;
me
encontraba yo sin vento,
vos amabas el armiño.
Cuántas veces tiritando,
los dos junto a la vidriera,
me decías suspirando:
¡Ay, amor, si vos
pudieras!
Y yo con mil sacrificios
te lo pude al fin comprar,
mangué
a amigos y usureros
y estuve un mes sin fumar.
Aquel tapado de
armiño
todo forrado en lamé,
que tu cuerpito abrigaba
al salir del
cabaret.
Me resultó, al fin y al cabo,
más durable que tu amor:
el
tapado lo estoy pagando
y tu amor ya se apagó.
Música: Ramón Collazo
Letra: Carlos Lenzi
Pianté de Puente Alsina para Montmartre,
que todos me
batían, pa m'engrupir:
"Tenés la pinta criolla p'acomodarte
con la
franchuta vieja que va al dancing...
¿Qué hacés en Buenos Aires? ¡No seas
otario!
Amurá esas milongas del Tabarís...
Con tres cortes de tango sos
millonario...
¡Morocho y argentino! ¡Rey de París!"
¡Araca París!
¡Salute París!
Rajá de Montmartre,
piantate, infeliz.
Si vas a
París
no vas a morfar:
no hay minas otarias
y hay que laburar.
Volvete p'al barrio
y tendrás milongas;
milongas diqueras
que
saben amar.
¡Araca París!
¡Salute París!
Rajá de Montmartre;
piantate, infeliz.
Agarré tren de lujo, loco'e contento:
—bon
soir, petite je t'aime, tu es mon cocó—
con una gorda tuerta con mucho vento
que no me dio ni medio y me amuró...
Tiré la bronca y, guapo, por darme
corte,
un tortazo en la ñata se le incrustó:
comisaría, jueces y un
pasaporte ...
y terminó mi historia de gigoló.
Música: Enrique Delfino
Letra: Alberto Vaccarezza
¡Araca, corazón... callate un poco
y escuchá, por
favor, este chamuyo!
Si sabés que su amor es todo tuyo
y no hay motivos
para hacerse el loco,
araca, corazón, callate un poco.
Así cantaba
un pobre punga
que a la gayola
por culpa de ella
fue a
descansar,
mientras la paica
con sus donaires
por esas calles
de
Buenos Aires
se echó a rodar.
Mas como todo se acaba en esta vida
una tarde salió de la prisión,
y al hallarla le dijo el pobre punga
"¡Volvé otra vez conmigo, por favorl"
"Volver no puedo"
dijo la
paica…
"El amor mío
ya se acabó".
Pasó una sombra,
cruzó un
balazo,
cayó la paica
y una ambulancia
tranquilamente
se la
llevó.
Y nuevamente en las horas de la noche,
cuando duerme
tranquilo el pabellón,
desde la última celda de la cárcel
se oye cantar
del punga esta canción.
¡Araca, corazón... callate un poco
y escuchá
por favor este chamuyo!
y no hay motivos para hacerse el loco,
Si sabés
que su amor nunca fue tuyo
araca, corazón, callate un poco.
Música: Enrique Delfino
Letra: Mario Rada
¡Araca la cana!
Ya estoy engriyao...
Un par de
ojos negros me han engayolao.
Ojazos profundos, oscuros y bravos,
tajantes y fieros hieren al mirar,
con brillos de acero que van a matar.
De miedo al mirarlos el cuor me ha fayao.
¡Araca la cana! ya estoy
engriyao.
Yo que anduve entreverao
en mil y una ocasión
y en
todas he guapeao
yo que al bardo me he jugao
entero el corazón
sin
asco ni cuidao.
Como un gil vengo a ensartarme
en esta daga que va a
matarme
si es pa' creer que es cosa'e Dios
que al guapo más capaz
le
faye el corazón.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Arrabal amargo
metido en mi vida,
como la condena
de una maldición.
Tus sombras torturan
mis horas sin sueño,
tu
noche se encierra
en mi corazón.
Con ella a mi lado
no vi tus
tristezas,
tu barro y miserias,
ella era mi luz.
Y ahora, vencido,
arrastro mi alma,
clavao a tus calles
igual que una cruz.
Rinconcito arrabalero,
con el toldo de estrellas
de tu patio que
quiero.
Todo, todo se ilumina,
cuando ella vuelve a verte
y mis
viejas madreselvas
están en flor para quererte.
Como una nube que
pasa
mis ensueños se van,
se van, no vuelven más.
A nadie digas
que ya no me quieres.
Si a mí me preguntan
diré que vendrás.
Y
así cuando vuelvas,
mi almita, te juro,
los ojos extraños
no se
asombrarán.
Verás cómo todo
te esperaba ansioso:
mi blanca casita
y el lindo rosal...
Y cómo de nuevo
alivia sus penas
vestido de
fiesta
mi viejo arrabal.
Música: Sebastián Piana
Letra: Cátulo Castillo
Mi casa fue un corralón
de arrabal bien proletario,
papel de diario el pañal,
del cajón en que me crié...
Para mostrar
mi blasón,
pedigree modesto y sano.
¡Oiga, che!... ¡Presénteme...
¡Soy Felisa Roverano,
tanto gusto, no hay de que!...
¡Arrabelera,
como flor de enredadera
que creció en el callejón!
¡Arrabalera,
yo soy propia hermana entera
de Chiclana y
compadrón!...
Si me gano el morfi diario,
qué me importa el diccionario
ni el hablar con distinción.
Levo un sello de nobleza,
soy porteña
de una pieza,
tengo voz de bandoneón.
Si se le da la ocasión,
de
bailar un tango arrespe,
encrespe su corazón,
de varón sentimental.
Y al revolear mi percal,
márqueme su firulete,
que en el brete
musical
se conoce, la gran siete,
mi prosapia de arrabal.
Música: Luis Viapiana / Juan Manuel
González
Letra: Roberto Barboza
Contando sus proezas en un boliche
un guapo que de
grupo se hizo cartel,
a giles engrupía pa' chupar de ojo
con famosas
hazañas que no eran de él.
Conocedor de frases y de modales
de la jerga
fulera del arrabal
les contaba combates fenomenales
en que siempre
jugaba rol principal.
Pero cayó una noche un veterano
cuando éste
hacía los cuentos de folletín
y arrancó la careta al falso guapo
dejándole la propia de malandrín.
"Vos cebabas el mate en una timba
que en la cueva tenía don Melitón
y fuiste mandadero e' los cafiolos
y venís áhura a contarla de gran matón".
"Te llamaban el ganso,
porque de otario
tenías bien ganada tu credencial
y tu chanza mejor fue
aquel prontuario
por ladrón de gallinas en un corral".
Y a rematar la
suerte cayó al boliche
la mujer del famoso as de cartón
y diciéndole
"fiera, rajá pa' adentro,
¡barreme bien la pieza! Cuidá el buyón."
(hablado)
Y el que contaba sus hazañas entre infelices
de
reñidas peleas que dominó
murmurando entre dientes refunfunea:
"Ya no
habemos más guapos, viejo...
(¡qué le vas a hacer!)
¡Todo acabó!
Música: Elías Randal
Letra: Marvil (Elizardo Martínez Vilas)
¡Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas!
¡Qué
saben lo que es tango, qué saben de compás!
Aquí está la elegancia. ¡Qué
pinta! ¡Qué silueta!
¡Qué porte! ¡Qué arrogancia! ¡Qué clase pa'bailar!
Así se corta el césped mientras dibujo el ocho,
para estas filigranas yo
soy como un pintor.
Ahora una corrida, una vuelta, una sentada...
¡Así
se baila el tango, un tango de mi flor!
Así se baila el tango,
Sintiendo en la cara,
la sangre que sube
a cada compás,
mientras
el brazo,
como una serpiente,
se enrosca en el talle
que se va a
quebrar.
Así se baila el tango,
mezclando el aliento,
cerrando los
ojos
pa' escuchar mejor,
cómo los violines
le cuentan al fueye
por qué desde esa noche
Malena no cantó.
¿Será mujer o junco,
cuando hace una quebrada?
¿Tendrá resorte o cuerda para mover los pies?
Lo cierto es que mi prenda, que mi "peor es nada",
bailando es una fiera
que me hace enloquecer...
A veces me pregunto si no será mi sombra
que
siempre me persigue, o un ser sin voluntad.
¡Pero es que ya ha nacido así,
pa' la milonga
y, como yo, se muere, se muere por bailar!
Música: Ciriaco Ortiz
Letra: Celedonio Flores
Cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo,
vos
hacete la chitrula y no te le deschavés;
que no manye que estás lista al
primer tiro de lazo
y que por un par de leones bien planchados te perdés.
Cuando vengas para el centro, caminá junando el suelo,
arrastrando
los fanguyos y arrimada a la pared,
como si ya no tuvieras ilusiones ni
consuelo,
pues, si no, dicen los giles que te han echao a perder.
Si
ves unos guantes patito, ¡rajales!;
a un par de polainas, ¡rajales también!
A esos sobretodos con catorce ojales
no les des bolilla, porque te
perdés;
a esos bigotitos de catorce líneas
que en vez de bigote son un
espinel...
¡atenti, pebeta!, seguí mi consejo:
yo soy zorro viejo y te
quiero bien.
Abajate la pollera por donde nace el tobillo,dejate crecer
el pelo y un buen rodete lucí,
comprate un corsé de fierro con remaches y
tornillos
y dale el olivo al polvo, a la crema y al carmín.Tomá leche con
vainillas o chocolate con churros,
aunque estés en el momento propiamente
del vermut.
Después comprate un bufoso y, cachando al primer turro,
por
amores contrariados le hacés perder la salud.
Música: Raúl de los Hoyos
Letra: Alberto Vaccarezza
Atorrante bien vestido
malandrín de meta y ponga
que hoy brillás en la milonga
y la vas de gran señor,
te engrupieron
las bacanas
y a la mina santa y pura
que aguantó tu mishiadura
y en
la mala te cuartió,
la largaste por baranda
y de pena, ¡pobrecita!,
hoy está enferma y solita
consumiéndose por vos.
¡Atorrante!…
Decí si no te da verguenza
que al verte pasar
piense de vos la gente lo
que piensa
y no haga más que hablar.
Propiamente hay que ser más que
careta
para hacerse el gran bacán,
mientras está enferma, sin receta
y con dos pibes que le piden pan.
Mas no importa... Cuando el mazo
se te gaste en el baraje
y te amure el bacanaje
por un punto más
allá,
ya verás, pobre atorrante,
pelandrún arrepentido,
si el dolor
que ella ha sufrido
vos también no sufrirás.
Y en el trance peliagudo
de las últimas boqueadas,
pedirás un vaso de agua
y ni Dios te lo
dará...
Música: Hugo La Rocca
Letra: Celedonio Flores
Me han contado y perdonáme que te increpe de este modo
que la vas de partenaire en no sé qué bataclán,
que has rodao como
potrillo que lo pechan en el codo,
engrupida bien debute por la charla
de un bacán.
Yo no manyo francamente lo que es ser la partenaire
aunque
digan que soy bruto y atrasado... ¡Que querés!
No debe ser nada bueno si hay
que andar con todo al aire
y en vez de batirlo en criollo te lo baten en
francés.
Después dicen -y este dato, -que querés!, me desconsuela,
pues viene de los muchachos que te han visto trabajar-
que salís con
otras minas a llenar la pasarela
y a cantar, si lo que hacen se puede llamar
cantar.
Vos, que no tenés oído ni para el Arroz con Leche...
¡Y cantabas
La Morocha como número 'e atracción!
¡Quien te viera tan escasa de vergüenza
y de peleche
emprenderla a los berridos cuando suena un charlestón!...
Te han cambiado, pobre mina... Si tu vieja, la finada,
levantara la
cabeza desde el fondo del cajón
y te viera en esa mano tan audaz y descocada
se moría nuevamente de dolor e indignación.
Vos, aquella muchachita a
quien ella, santamente
educó tan calladita, tan humilde y tan formal...
Te han cambiado, pobre piba... Te engrupieron tontamente,
bullanguera
mascarita de un mistongo carnaval...
Música: Carlos Gardel / José
Razzano
Letra: Francisco Bianco
(vals)
Desvelado tu ausencia me tiene
padeciendo mi bien sin
cesar
y tu nombre a mi memoria viene
recordándome más mi penar.
Es en vano llorar,
nada calma el dolor
que atormenta a mi ser
abatido
destrozando mi fiel corazón.
Vuelve pronto, mitiga el
quebranto,
que tu ausencia me mata, ¡ay de mí!
nadie seca el afligido
llanto
que mis ojos derraman por ti.
Vago errante, sin fe,
desafiando el dolor,
sin tener más amparo que el cielo
y esperando
que vuelva mi amor.
Mi pasión era tierna y es tierna
y tú en cambio
no sabes querer.
¿Qué motivo te he dado, alma mía,
para que así me hagas
padecer?
Es en vano llorar,
nada calma el dolor
que atormenta mi
ser abatido
destrozando mi trono de amor.
Música: Carlos Gardel / José
Razzano
Letra: Francisco Bianco
(vals)
Desvelado tu ausencia me tiene
padeciendo mi bien sin
cesar
y tu nombre a mi memoria viene
recordándome más mi penar.
Es en vano llorar,
nada calma el dolor
que atormenta a mi ser
abatido
destrozando mi fiel corazón.
Vuelve pronto, mitiga el
quebranto,
que tu ausencia me mata, ¡ay de mí!
nadie seca el afligido
llanto
que mis ojos derraman por ti.
Vago errante, sin fe,
desafiando el dolor,
sin tener más amparo que el cielo
y esperando
que vuelva mi amor.
Mi pasión era tierna y es tierna
y tú en cambio
no sabes querer.
¿Qué motivo te he dado, alma mía,
para que así me hagas
padecer?
Es en vano llorar,
nada calma el dolor
que atormenta mi
ser abatido
destrozando mi trono de amor.
Música: Charlo
Letra: Enrique Cadícamo
Ha llegado el momento querida,
de ausentarme quién
sabe hasta cuándo.
En mis labios se asoma temblando
una mueca que dice
el adiós...
Nuestro amor fue un amor del momento,
mi cariño fue un ave
de paso
y tu beso de miel y de raso
fue un vaso sagrado que no olvidaré.
¡Adiós, muñequita de cobre!
Muchacha morena, tu amor tropical
exhala en mi alma su risa salobre
como una canción sentimental.
La
luna de Río se queda
para que en las noches le cuente que yo
pasé por tu
lado, viajero incansable,
pasé por tu lado y dejé el corazón.
Mi
destino es andar en la vida...
Hice mal en soñar a tu lado.
Se ha teñido
ese cielo rosado
al conjuro de darte esta adiós...
Perdoná mi promesa,
morena.
Olvidá mi locura de amarte.
Buenos Aires mi obliga a dejarte
y bajo esos cielos con vos soñaré...
Música: Enrique Francini
Letra: Homero Expósito
(milonga)
¡Candombe! ¡Candombe negro!
¡Nostalgia de Buenos Aires
por las calles de San Telmo
viene moviendo la calle!
¡Retumba
con sangre y tumba
tarumba de tumba y sangre!...
Grito esclavo del
recuerdo
de la vieja Buenos Aires...
¡Oh... oh... oh!...
¡Oh...
oh... oh!...
¡Ay, morenita, tus ojos
son como luz de azabache!...
Tu cala palece un sueño
¡un sueño de chocolate!...
¡Ay, tus
cadelas que tiemblan
que tiemblan como los palches!...
¡Ay, molenita,
quisiela...
quisiela podel besalte!...
¡Oh... oh... oh!...
¡Oh...
oh... oh!...
¡Candombe! ¡Candombe negro!
¡Dolor que calienta el
aire!
¡Por las calles del olvido
se entretuvieron tus ayes!...
¡Retumba con sangre y tumba
tarumba de tumba y sangre!...
Y se
pierde en los recuerdos
de la vieja Buenos Aires...
¡Oh... oh... oh!...
¡Oh... oh... oh!...
¡Candombe! ¡Candombe negro!
Nostalgia de
gente pobre...
Por las calles de San Telmo
ya se ha perdido el
candombe...
¡Oh... oh... oh!...
¡Oh... oh... oh!...
Música: Ernesto Rossi / Héctor
Varela
Letra: Abel Aznar
(milonga)
La quiero porque ella es así,
con su corazón de
grillo.
Le gusta lo mismo que a mi,
el café y el cigarrillo.
Sentarse a la mesa de un bar
o sin plata caminar.
¡Así, como es,
rebelde y angelical!
¡Así, como es,
azúcar, pimienta y sal!
La quiero así,
con su cara de muñeca.
La quiero así,
con su
cabecita hueca.
La quiero así,
con sus sueños de papel.
Y aunque
siempre esta en la luna,
no la cambio por ninguna,
yo la siento como el
sol en la piel.
Soy feliz a mi manera
y me gusta que me quiera,
así
como es.
La quiero difícil como es,
con su mundo diferente.
Qué
importa su mundo al revés,
sin que cambie fácilmente.
Tampoco lo que
hablen de mi,
porque yo la quiero así.
Así, como es
rebelde y
angelical.
¡Así, como es,
azúcar, pimienta y sal!