
Letras de tango
Música: Alejandro Sarni
Letra: Juan Carlos Barthe
¡Gacho gris!... compadrito y diquero,
fiel testigo de
un tiempo de farra,
siempre fuiste mi buen compañero
a quien nunca he
podido olvidar.
Requintado y echado a los ojos,
te llevaba en mis noches
de taita,
y hoy la moda tan llena de antojos
te ha traído de nuevo a
tallar.
¡Gacho gris, arrabalero!
Vos triunfaste como el tango,
y
escalaste desde el fango
toda la escala social.
Ayer, sólo el compadrito
te llevaba requintado,
pero ahora, funyi claro,
sos chambergo
nacional.
Desplazado a una vida tranquila
voy pa' viejo entregado a
la suerte,
y por eso he llorado al tenerte,
gacho gris, otra vez frente
a mí...
Es verdad que ya estoy maturrango
para usarte lo mismo que
antaño,
sin embargo contigo.... y un tango
me parece que vuelvo a vivir.
Música: Mario Pardo
Letra: Alfredo Navarrine
(canción criolla)
Recuerdo que fue un domingo
que te vi por vez primera,
después de aquella carrera
que yo gané con mi pingo.
Se bailaba en
lo del gringo,
el puestero del bañao,
yo te miraba embobao
como
zorro a un gallinero,
cuando gritó el bastonero:
"Pa' tuitos! Gato
polquiao."
Yo te dije con temores:
"Diga moza, ¿me acompaña?"
Y
retrucaste con maña:
"¡Cómo no! ¡De mil amores!"
Me revoliaste las
flores
de tu pollera escarlata,
yo empecé a menear la pata
y uno de
tantos mirones,
dijo: "¡Voy diez patacones
al de las tabas de plata!"
Terminó el gato polqueao,
se sentaron las parejas
y en un rincón
unas viejas
hablaban de lo pasao.
Y yo que estaba a tu lao,
haciéndome el inocente,
te di un beso y de ripente
que una vieja oyó
el chasquido
y dijo: "¡Gaucho atrevido!
¡Ya ni respeta que hay gente!"
¡Lindo tiempo aquel, canejo!
Cuando entuavía me amabas
y a los
bailongos llegabas
en ancas de mi azulejo.
Hoy sólo queda el reflejo
de tantos lindos domingos,
te casaron con un gringo
que tenía mucha
plata.
Pero esa carrera, ñata,
la había ganao mi pingo.
Música: Horacio Pettorossi
Letra: Alfredo Navarrine
Galleguita,
la divina,
la que a la playa argentina
llegó una tarde de abril,
sin más prendas
ni tesoros
que tus
negros ojos moros
y tu cuerpito gentil;
siendo buena
eras honrada,
pero no te valió nada
que otras cayeron igual;
eras linda
galleguita
y tras la primera cita
fuiste a parar al Pigall.
Sola y en tierras extrañas,
tu caída fue tan breve
que, como
bola de nieve,
tu virtud se disipó...
Tu obsesión era la idea
de
juntar mucha platita
para tu pobre viejita
que allá en la aldea quedó.
Pero un paisano malvado
loco, por no haber logrado
tus caricias
y tu amor,
ya perdida la esperanza
volvió a tu pueblo el traidor
y,
envenenando la vida
de tu viejita querida,
le contó tu perdición
y
así fue que, el mes pasado,
te llegó un sobre enlutado
que enlutó tu
corazón.
Y hoy te veo,
galleguita,
sentada triste y solita
en un rincón del Pigall,
y la pena
que te mata
claramente se
retrata
en tu palidez mortal.
Tu tristeza es infinita...
Ya no sos
la galleguita
que llegó un día de abril,
sin más prendas ni tesoros
que tus negros ojos moros
y tu cuerpito gentil.
Música: Cacho Castaña
Letra: Cacho Castaña
(canción)
Ya ves,
el día no amanece,
Polaco Goyeneche,
cantame un tango más.
Ya ves,
la noche se hace larga,
tu vida
tiene un carma,
cantar, siempre cantar.
Tu voz,
que al tango lo
emociona
diciendo el punto y coma
que nadie le cantó.
Tu voz,
de
duendes y fantasmas,
respira con el asma
de un viejo bandoneón.
Canta
garganta con arena,
tu voz tiene la pena
que Malena no
cantó.
Canta,
que Juárez te condena
al lastimar tu pena,
con su
blanco bandoneón.
Canta,
la gente está aplaudiendo,
y aunque te
estés muriendo
no conocen tu dolor.
Canta,
que Troilo desde el
cielo,
debajo de tu almohada
un verso te dejó.
Cantor,
de un
tango algo insolente,
hiciste que a la gente
le duela tu dolor.
Cantor,
de un tango equilibrista,
más que cantor artista,
con
vicios de cantor.
Ya ves,
a mí y a Buenos Aires
nos falta
siempre el aire
cuando no esta tu voz.
A vos,
que tanto me
enseñaste,
el día que cantaste
conmigo una canción.
Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi
Callejón sin luz esperándote...
Frío... Sombras...
Ansias de vivir para tu amor y no poder...
Siento que la vida se me
va... y no me lloras.
Busco desolado tu calor... y aquí no estás.
Agonía
cruel... Luego soledad...
Y después tu olvido. ¡Nada más!
No pude
más y en mi afán por llegar
era un duende errabundo
que se perdió sin
poderte encontrar
por las calles del mundo...
Y me he quedado
como
un pájaro sin nido, como un niño abandonado,
con mis penas que se agarran
como garras
y desgarran a mi corazón.
Callejón sin luz... Noche sin
final...
Sombras... Frío...
Gracias por venir con tu perdón y tu
bondad...
Ya mi pobre vida terminó... y estoy vacío,
muerto para el
mundo y para vos mi corazón.
Agonía cruel... Luego soledad...
Este
llanto tuyo y nada más...
Música: Juan Antonio Collazo
Letra: Víctor Soliño / Roberto Fontaina
Del barrio La Mondiola sos el más rana
y te llaman
Garufa por lo bacán;
tenés más pretensiones que bataclana
que hubiera
hecho suceso con un gotán.
Durante la semana, meta laburo,
y el sábado a
la noche sos un doctor:
te encajás las polainas y el cuello duro
y te
venís p'al centro de rompedor.
Garufa,
¡pucha que sos divertido!
Garufa,
ya sos un caso perdido;
tu vieja
dice que sos un bandido
porque supo que te vieron
la otra noche
en el Parque Japonés.
Caés a la milonga en cuanto empieza
y sos para las minas el
vareador;
sos capaz de bailarte la Marsellesa,
la Marcha a Garibaldi y
El Trovador.
Con un café con leche y una ensaimada
rematás esa noche de
bacanal
y al volver a tu casa, de madrugada,
decís: "Yo soy un rana
fenomenal".
Música: Aníbal Troilo
Letra: Enrique Cadícamo
¡Qué noche llena de hastío y de frío!
El viento trae
un extraño lamento.
¡Parece un pozo de sombras la noche
y yo en la
sombra camino muy lento.!
Mientras tanto la garúa
se acentúa
con sus
púas
en mi corazón...
En esta noche tan fría y tan mía
pensando
siempre en lo mismo me abismo
y aunque quiera arrancarla,
desecharla
y olvidarla
la recuerdo más.
¡Garúa!
Solo y triste por la
acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera.
Sintiendo tu
hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera.
¡Perdido!
Como un duende que en la sombra
más la busca y más la
nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!
¡Qué noche llena de hastío y de frío!
No se ve a nadie cruzar por la
esquina.
Sobre la calle, la hilera de focos
lustra el asfalto con luz
mortecina.
Y yo voy, como un descarte,
siempre solo,
siempre aparte,
recordándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma
hasta los
huesos calados y helados
y humillando este tormento
todavía pasa el
viento
empujándome.
Música: Juan Sánchez Gorio
Letra: Horacio Sanguinetti
Pintó tus ojos
el azabache de una pena.
Gitana
buena,
yo vi tus lágrimas de amor.
Caminos blancos,
fueron pañuelo
de tu llanto
y acongojaron
tu corazón.
Gitana rusa,
no lo
hallarás por las tabernas,
ni en las estepas, ni en las calles del dolor.
Gitana triste,
serás más triste cuando sepas
que tu gitano se arrojó
una noche al Don...
Las balalaicas
buscaron música en tus trenzas,
y los cosacos
cantaron a tu soledad.
Tus ojos negros
estaban
lejos de la vida
ya no querían
volver a amar.
Música: Humberto Canaro
Letra: Armando Tagini
Tenés vento, sos un gran señor,
pero a mí no me vas a
engrupir
con tus frases de mentido amor,
perdés tiempo,.ya podés seguir.
Desde el pique, viejo, te juné
la intención de quererme comprar,
pero yo soy de buen pedigrée:
a otra puerta andá a golpear.
Viejito, salú.
Podés espiantar
que mi juventud
no es flor
pa'tu ojal.
La gloria que vos
a mí me ofrecés,
guardála mejor
para otra mujer.
Mi pibe no es
bacán de bastón,
pero, has de
saber,
tiene corazón,
y soy para él,
pues yo bien lo sé:
¡no hay
gloria mayor
que la del amor!
Yo no quiero farras ni champán
ni
vivir en un petit-hotel
y a la voituré que vos me das
yo prefiero un
coche de alquiler,
Y un consejo sano te daré
para ponerle al dialoguito
fin:
que comprés un peine y te saqués
del altillo el berretín.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Golondrinas de un solo verano
con ansias constantes de
cielos lejanos.
Alma criolla, errante y viajera,
querer detenerla es una
quimera...
Golondrinas con fiebre en las alas
peregrinas borrachas de
emoción...
Siempre sueña con otros caminos
la brújula loca de tu
corazón...
Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
la
golondrina un día
su vuelo detendrá;
no habrá nube en sus ojos
de
vagas lejanías
y en tus brazos amantes
su nido construirá.
Su anhelo
de distancias
se aquietará en tu boca
con la dulce fragancia
de tu
viejo querer...
Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
con las
alas plegadas
también yo he de volver.
En tus rutas que cruzan los
mares
florece una estela azul de cantares
y al conjuro de nuevos
paisajes
suena intensamente tu claro cordaje.
Con tu dulce sembrar de
armonías
Tierras lejanas te vieron pasar;
otras lunas siguieron tus
huellas,
tu solo destino es siempre volar.
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi
No debí pensar jamás
en lograr tu corazón
y sin
embargo te busqué
hasta que un día te encontré
y con mis besos te aturdí
sin importarme que eras buena...
Tu ilusión fue de cristal,
se
rompió cuando partí
pues nunca, nunca más volví…
¡Qué amarga fue tu
pena!
No te olvides de mí,
de tu Gricel,
me dijiste al besar
el Cristo aquel
y hoy que vivo enloquecido
porque no te olvidé
ni te acuerdas de mí...
¡Gricel! ¡Gricel!
Me faltó después tu
voz
y el calor de tu mirar
y como un loco te busqué
pero ya nunca te
encontré
y en otros besos me aturdí…
¡Mi vida toda fue un engaño!
¿Qué será, Gricel, de mí?
Se cumplió la ley de Dios
porque sus
culpas ya pagó
quien te hizo tanto daño.
Música: Enrique Delfino
Letra: José González Castillo
Mezcla rara de Museta y de Mimí
con caricias de
Rodolfo y de Schaunard,
era la flor de París
que un sueño de novela
trajo al arrabal...
Y en el loco divagar del cabaret,
al arrullo de
algún tango compadrón,
alentaba una ilusión:
soñaba con Des Grieux,
quería ser Manon.
Francesita,
que trajiste, pizpireta,
sentimental y coqueta
la poesía del quartier,
¿quién diría
que
tu poema de griseta
sólo una estrofa tendría:
la silenciosa agonía
de Margarita Gauthier?
Mas la fría sordidez del arrabal.
agostando la pureza de su fe,
sin hallar a su Duval,
secó su corazón
lo mismo que un muguet.
Y una noche de champán y de cocó,
al arrullo
funeral de un bandoneón,
pobrecita, se durmió,
lo mismo que Mimí,
lo
mismo que Manón.
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Eugenio Cárdenas
Para qué quieres volver
si ya del viejo amor
no
existe la alegría.
Si toda mi juventud
rompió el ensueño azul
de
glorias y esplendor.
Nada queda de este ayer
que fuera mi ilusión,
viviendo junto a ti.
Y allá en tu Guaminí
no olvides mujer
que
te redimí.
Lujuriosa, flor del fango,
yo fui quien te llevó
hasta tu hogar.
Y con mi nombre borré
las sombras que en tu ayer
tú viviste al rodar.
Pero, en cambio, te has llevado
mi honradez al
bajo lodazal,
prefiriendo ser lo que eras
la triste ramera del bajo
arrabal.
Y ha empezado a sucumbir
de mi amoroso afán,
la dicha
del pasado
y en mi oscuro porvenir,
las dichas del vivir
ya nunca
volverán.
Pero siempre evocaré
tu torpe proceder,
tu gesto de falsía
y en un desgarrador
grito de dolor
te perdonaré.
Música: Salvador Merico
Letra: Manuel Romero
Era un guapo sin grupo,
con un feite en la jeta,
la melena recortada.
Me engrupió ya de entrada
con su mucha carpeta
y su charla descarada.
Pero al fin una tarde,
revolié la chancleta
y pegué la disparada.
¡Cha! qué lindo metejón
yo infeliz, él tiburón
encontré la trampa abierta
y caí como un ratón.
A su lao fui
desgraciada,
pero también me divertí.
Me dio muchas cachetadas
pero
también me hizo reír.
Y no estoy arrepentida,
porque debe la mujer
aprender a callar
y si hoy manyo bien la vida
se lo debo acreditar
al que me hizo debutar.
Era un guapo sin grupo,
si no estaba en
cafúa
era pura carambola.
Pa'l laburo era reo,
pero en cambio era
púa
para el naipe y pa' la viola.
Cuando había carrera
palpitaba sus
fijas
ubicao en la perrera,
si ganaba, gran festín,
meta farra y
restorán,
si perdía me fajaba,
era un tigre mi bacán.
Era bruto
y mano larga
si retobármele intenté,
pero en horas bien amargas,
igual que un padre pa' mí fue.
Hoy coqueta y pelechada,
me
entristece recordar
qué será del bacán
que con mano bien templada
pudo regularme el tren
y hacerme una mina bien.
Música: Enrique Delfino
Letra: Manuel Romero
Guapo y varón,
y entre la gente de avería,
patrón,
por tu coraje y sangre fría...
Impone obediencia
tu sola presencia,
en toda ocasión...
Pero yo se que el puñal de unos ojos oscuros,
ojos cándidos y puros,
se clavó en tu corazón...
Y hoy llorás,
malevo fuerte,
vos que nunca lagrimeaste
ni aflojaste ante la muerte;
suplicás una mirada,
vos que siempre te copaste
sin permiso la
parada.
Ya de audaz no hacés alarde,
pues te duele la rodada
y
aprendiste un poco tarde,
que el guapo se vuelve cobarde
y no vale
prepotencia cuando talla la pasión.
Me has confesao,
por el vapor de
la bebida
mareao,
que no te importa ya la vida
y que antes de verla
con otro y perderla
quisieras morir...
Y al recordar que la ingrata
burló tu cariño
sollozabas como un niño
que aprendió lo que es sufrir.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
(estilo)
Guitarra, guitarra mía,
por los caminos del viento
vuelan en tus armonías
coraje, amor y lamento.
Lanzas criollas
de antaño
a tu conjuro pelearon,
mi china oyendo tu canto,
sus
hondas pupilas
de pena lloraron.
¡Guitarra, guitarra criolla,
dile
que es mío ese llanto!
Azules noches pamperas
donde calme sus
enojos,
hay dos estrellas que mueren
cuando se duermen sus ojos.
Guitarra de mis amores,
con tu penacho sonoro
vas remolcando mis
ansias
por rutas marchitas
que empolvan dolores.
¡Guitarra, noble y
querida,
calla si ella me olvida!
Midiendo eternas distancias
hoy brotan de tu encordado
sones que tienen fragancias
de un tiempo
gaucho olvidado.
Cuando se eleva tu canto
como se aclara la vida,
y
a veces tienen tus cuerdas
caricias de dulces
trenzas renegridas.
¡Como ave azul sin amarras
así es mi criolla guitarra!
Música: Rodolfo Biagi
Letra: Francisco Gorrindo
Yo fui capaz de darme entero y es por eso
que me
encuentro hecho pedazos,
y me encuentro abandonao.
Porque me di, sin ver
a quién me daba,
y hoy tengo como premio
que estar arrodillao.
Arrodillao frente al altar de la mentira,
frente a tantas alcancías,
que se llaman corazón;
y comulgar en tanta hipocresía,
por el pan
diario,
por un rincón.
Arrodillao, hay que vivir,
pa' merecer
algún favor;
que si de pie te ponés,
para gritar
tanta ruina y
maldad.
Crucificao, te vas a ver,
por la moral de los demás;
en este
Gólgota cruel,
donde el más vil,
ése, la va de Juez.
No me han
dejao
más que el consuelo de mis noches,
de mis noches de bohemia,
mezclar sueños con alcohol.
Ni quiero más, me basta estando solo,
teniendo por amigo
un vaso de licor.
Que por lo menos con monedas he
comprado,
a quién no podrá venderme,
quién me prestará valor
para
cumplir en este circo diario,
con las piruetas
de tanto clown.