
Letras de tango
Música: Charlo
Letra: Luis César Amadori
No se que daño he hecho yo pa' merecer
esta cadena
inaguantable de dolor,
que cuando no te beso no puedo respirar
y siento
que me ahoga tus labios al besar.
De sufrir tanto perdí la dignidad
y no
me importa saber que me engañás.
¿No ves que necesito de vos? Te quiero ver.
Habláme como siempre. Decí que me querés.
Yo se que es mentira
todo lo que estás diciendo,
que soy en tu vida
sólo un
remordimiento.
Yo se que es de pena
que mentís pa' no matarme;
lo
se, y sin embargo
sin esa mentira no puedo vivir.
Anoche mismo he
podido comprobar
que ni la puerta de esta casa respetás;
yo vi con estos
ojos los besos que te dio
y oí que se reían burlándose los dos.
Humildemente, sin embargo, ya lo ves,
yo te pregunto: ¿Todavía me
querés?,
y cerrando los ojos escucho que jurás
que nunca me engañaste,
que no me olvidarás.
Música: Miguel Caló
Letra: Enrique Dizeo
(milonga)
Lo que pasa muy seguido
entre marido y mujer,
por
no decir entre "novios"
que ya no se pueden ver.
Mira Ñata: es
necesario que hablemos como es debido,
porque ya estoy aburrido de hacer el
papel de otario.
Vivir así es un calvario; te lo bato con franqueza.
Sacate de la cabeza el berretín de mandar,
que, sino, vas a rajar con
tus pilchas de la pieza.
Si caigo una "sera" en curda, suena en fija la
milonga
y me gritás meta y ponga: ¡Basura, reo a la gurda!
Hasta que un
día, la zurda de tu coso que bien faja
va a empezar a dar baraja y entonces
vas a ligar.
Y al rato te "viá" manyar envuelta en una mortaja.
Ni
dueño soy de atorrar cuando se me da la gana,
ni batirte: ¿Qué macana
hiciste para morfar?
Y si vuelvo de truquear del almacén de la esquina,
dejás de ser gente fina y ya ni el diablo te aguanta
y me la querés dar
chanta como si fuera una gallina.
¿Qué te crees, soy el gato tranquilo
del mes pasado?
No m'hijita, ya he cambiado de tanto pasar mal rato.
Hoy
soy todo un arrebato, mi genio no aguanta más
y si es que estas rechiflada
con mi manera de ser,
ya mismo podes volver con tu mamá, ¡desgraciada!
Aquí mando yo, señora, y oiga lo que estoy batiendo.
Así que vaya
sabiendo quien es el que bronca ahora...
Y la Parda sobradora lo escuchó con
mucha cancha,
le hizo hacer la pata ancha y sin decirle, ¡atajate!
le
partió al ciruja el mate con el filo de la plancha.
Música: Rafael Rossi
Letra: Antonio Miguel Podestá
"Está listo", sentenciaron las comadres y el varón,
ya
difunto en el presagio, en el último momento
de su pobre vida rea, dejó al
mundo el testamento
de estas amargas palabras, piantadas de su rencor...
Esta noche para siempre terminaron mis hazañas
un chamuyo misterioso
me acorrala el corazón,
alguien chaira en los rincones el rigor de la
guadaña
y anda un algo cerca 'el catre olfateándome el cajón.
Los
recuerdos más fuleros me destrozan la zabeca:
una infancia sin juguetes, un
pasado sin honor,
el dolor de unas cadenas que me queman las muñecas
y
una mina que arrodilla mis arrestos de varón.
Yo quiero morir conmigo,
sin confesión y sin Dios,
crucificao en mis penas
como abrazao a un
rencor.
Nada le debo a la vida,
nada le debo al amor:
aquélla me dio
amargura
y el amor, una traición.
Yo no quiero la comedia de las
lágrimas sinceras,
ni palabras de consuelo, no ando en busca de un perdón;
no pretendo sacramentos ni palabras funebreras:
me le entrego mansamente
como me entregué al botón.
Sólo a usté, mama lejana, si viviese, le daría
el derecho de encenderle cuatro velas a mi adiós,
de volcar todo su
pecho sobre mi hereje agonía,
de llorar sobre mis manos y pedirme el
corazón...
Música: Joaquín Mora
Letra: José María Contursi
Hay una estrella desmayada
junto a la luz de tu
mirada...
Me aflige tu quebranto... es que te quiero tanto
que me
entristezco al verte seria, ¡vida mía!
¡Bajo ese cielo de quimeras
que
se dibuja en tus ojeras
he visto reflejada mi vida destrozada
por celos
necios de mi amor!
Como aquella princesa del librito de cuentos
apareciste un día, deslumbrante de luz...
Yo era el tímido paje de una
corte de ensueños
cuyo Dios era el verso... cuyo
sueño eras tú.
Como
el tímido paje del librito de cuentos
una tarde temblando te confiaba mi
amor...
se empañaron tus ojos... un suspiro y un beso...
¡y esta pena
tan dulce que nos une a los dos!
Hay una estrella que agoniza
junto
al soñar de tus pupilas...
Estás enamorada... lo dice tu mirada
y en
esta duda se consume el alma mía.
¡Pero mi fe se tranquiliza
porque tu
aliento me acaricia...
tus manos en mis manos... mis labios en tus labios
y mentalmente una oración!
Música: Pedro Laurenz
Letra: José María Contursi
Me acobardó la soledad
y el miedo enorme de morir
lejos de ti...
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la
burla de la realidad!
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le
diera tu querer...
Me lo pedía el corazón
y entonces te busqué
creyéndote mi salvación...
Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños...
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la
ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear...
¡Los recuerdos me han
hecho mal!
Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente
conversar...
Fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar
que
todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme
destrozado el corazón!
Son mil fantasmas, al volver
burlándose de mí,
las horas de ese muerto ayer...
Música: Luis Visca
Letra: Enrique Cadícamo
Compadrito a la violeta,
si te viera Juan Malevo
qué calor te haría pasar.
No tenés siquiera un cacho
de ese barro
chapaleado
por los mozos del lugar.
El escudo de los guapos
no te
cuenta entre sus gules
por razones de valer.
Tus ribetes de compadre
te engrupieron, no lo dudes.
¡Ya sabrás por qué!
Compadrón
prontuariado de vivillo
entre los amigotes que te siguen,
sos pa'
mí, aunque te duela,
compadre sin escuela, retazo de bacán.
Compadrón,
cuando quedes viejo y solo (¡Colo!)
y remanyes tu retrato (¡Gato!),
notarás que nada has hecho...
Tu berretín deshecho
verás desmoronar.
En la timba de la vida
sos un punto sin arrastre
sobre el naipe
salidor,
y en la cancha de este mundo
sos un débil pa'l biabazo,
el
chamuyo y el amor.
Aunque busques en tu verba
pintorescos contraflores
pa' munirte de cachet,
yo me digo a la sordina
¡Dios te ayude,
compadrito
de papel maché!
Música: Francisco Pracánico
Letra: Enrique Santos Discépolo
Yo quisiera saber
qué destino brutal
me condena al
horror
de este infierno en que estoy...
Castigao como un vil,
pa'
que sufra en mi error
el fracaso de un ansia de amor.
Condenao al dolor
de saber pa' mi mal
que vos nunca serás,
nunca... no para mi.
Que sos de otro... y que hablar,
es no verte ya más,
es perderte pa'
siempre y morir.
He arrastrao llorando
la esperanza de olvidar,
enfangando mi alma
en cien amores, sin piedad.
Sueño inútil. No he
podido
No, olvidar...
Hoy como ayer
ciego y brutal me abraso
en
ansias por vos.
Y lo peor, lo bestial
de este drama sin fin
es
que vos ni sabés
de mi amor infernal...
Que me has dao tu amistad
y
él me brinda su fe,
y ninguno sospecha mi mal...
¿Quién me hirió de este
amor
que no puedo apagar?
¿Quién me empuja a matar la razón
como un
vil?
¿Son tus ojos quizás?
¿O es tu voz quien me ató?...
¿O en tu
andar se entremece mi amor?
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo / Luis César Amadori
Fue a conciencia pura
que perdí tu amor...
¡Nada
más que por salvarte!
Hoy me odias
y yo feliz,
me arrincono pa'
llorarte...
El recuerdo que tendrás de mí
será horroroso,
me verás
siempre golpeándote
como un malvao...
¡Y si supieras, bien,
qué
generoso
fue que pagase así
tu buen amor..!
¡Sol de mi vida!...
fui un fracasao
y en mi caída
busqué dejarte a un lao,
porque te
quise
tanto...¡tanto!
que al rodar,
para salvarte
solo supe
hacerme odiar.
Hoy, después de un año
atroz, te vi pasar:
¡me
mordí pa' no llamarte!...
Ibas linda como un sol...
¡Se paraban pa'
mirarte!
Yo no sé si el que tiene así
se lo merece,
sólo sé que la
miseria cruel
que te ofrecí,
me justifica
al verte hecha una reina
que vivirás mejor
lejos de mí..!
Música: Eladia Blázquez
Letra: Mario Iaquinandi
Vos que tenés labia, contame una historia.
Metele con
todo, no te hagas rogar.
Frename este absurdo girar en la noria
moliendo
una cosa que llaman "verdad"...
Contame una historia distinta de todas,
un lindo balurdo que invite a soñar.
Quitame esta mufa de verme por
dentro
y este olor a muerte de mi soledad...
Contame una historia...
Mentime al oído
la fábula dulce de un mundo querido, soñado y mejor...
Abrime una puerta por donde se escape
la fiebre del alma que huele a
dolor...
Contame una historia
vos, que sos mi hermano,
volcame en la
curda que me haga sentir
que aunque el mundo siga yirando a los tumbos,
aún vale la pena jugarse y vivir...
Batime que existen amigos
derechos,
mujeres enteras que saben querer.
Y tipos con tela que se
abren el pecho,
si ven que la vida te puso en el riel...
Contame la
justa de un lecho de rosas.
¡Estoy tan cansado de andar por andar!...
Contame una historia con gusto a otra cosa,
y en la piel del alma poneme
un disfraz...
Música: Rafael Rossi
Letra: Francisco Brancatti
En la larga siembra de mis años
—medio indio pa' l
querer,—
siempre fui esquivando los zarpazos del amor,
pero en mi camino
te cruzaste
y esa tarde, pa' dolor,
con tus ojos criollos me chusiaste.
Y al yugo del cariño
me fui de yeno,
chasquiándome por güeno,
confiao y noble,
sintiéndome más pobre
que las arañas
dispués
que por tus mañas
caí bajo tu pial...
China cruel, ¿a qué has
venido?
¿Qué buscás en este rancho?
Si pa' mí fuiste al olvido
y
vive ya más ancho
mi gaucho corazón
y esa flor que mi cuchillo
te
marcó bien merecida,
la yevarás, luciendo en el carriyo
pa' que nunca en
la vida
olvidés tu traición.
En el viejo pértigo de mi alma
no
te vengás a enredar.
Tenés contramarca. Sos ajena a este corral.
Con que
andá apurándote las tabas
pa' tu bien o pa' tu mal
y perdete en el
potrero donde estabas.
Con un botón pa' muestra
tengo bastante
y
soy de mucho aguante
pa' caer de nuevo.
De juro, te lo ruego,
que al
lao del tigre
es fácil que peligren
las zorras como vos.
Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Cadícamo
Ella puso su grata tibieza
en mis noches de triste
bohemia.
Ella puso sus flores de anemia
en mis sueños de frío y pobreza.
Mas un día llegó la riqueza
y cambió nuestras vidas. . .
Por eso
entre copas, amigos y besos
la perdí por mi mala cabeza.
Y hoy, la
llevo en mi negro lunatismo
como un grotesco fantasma de mí mismo.
Hoy
la llevo en mis ojos doloridos
como una gota de llanto contenido...
Y la
llevo, ¡Señor!,
como un eco que me sigue,
como un sueño hecho cenizas,
como un cargo de conciencia,
como un dedo acusador.
Sin embargo,
hoy, que tengo riquezas,
me persigue implacable el hastío,
y es que
añoro esas noches de frío
y el amor de su grata tibieza.
Ella puso sus
flores de anemia
en mis sueños de locas fortunas.
Ella fue mi rayito de
luna
que alumbraba mis noches bohemias.
Música: Juan Maglio
Letra: Enrique Dizeo
Cadenero de buen porte, garabito a la piu bela,
pinta
brava de muchacho con tu jetra shushetín,
académico en el arte de tallar a
la alta escuela,
con razón bancás el juego más debute de quiniela
y
tirás monte con puerta en lo del viejo Anyulín.
La corriste siempre en
yunta con el lince veterano.
Muchos años de servicio en la vida ya llevás.
A tu juego te llamaron si hay bochinche en el pantano
porque sos la
zurda linda, la muñeca... Si es en vano
que chamuyen los pipiolos que pegás,
pero de atrás...
Vos copaste cualquier banca y cantaste las cuarenta.
Con parolas de platino tus hazañas quedarán.
En la historia de los reos,
donde todo se comenta
dormita la biografía del cacique de más menta
como
un recuerdo mistongo de los ranas que se van.
Embrocás todito el paño
que apoliya sobre el mapa.
Zapateaste por el Este, por el Norte y por el
Sur.
Te respetan los vivillos y, todavía, de yapa,
no te falta quien te
alise, quien te planche la solapa
con halagos amorosos porque valés un Perú.
Dale gracia a la gambeta que apañaste en la experiencia
y a la
astucia de hombre sabio si hoy cargás mucho parné.
Has vivido echando buena
en la cancha de la ciencia...
Si hasta el tira, cada tanto, quince días de
licencia
te los da para que yires ostentando el pedigree.
Música: Cátulo Castillo
Letra: Alberto Franco
Cuando llegaste al nido, tus ojos soñadores
clavaste
en mi muñeca vestida de Pierrot
y alzándola en tus brazos, como una
madrecita,
dijiste: "Pobrecita, no tiene corazón".
Tus manos diligentes
hurgaron todo el cuarto
y con un pedacito muy rojo de papel,
un corazón
le hiciste, un corazón pequeño,
que clavaste en su pecho con un lindo
alfiler.
Muñequita de trapo
vestida de Pierrot,
nunca tendrá tu
pecho,
amores ni ilusión,
nunca podrás vivir
nunca podrás querer,
muñequita de trapo,
corazón de papel.
Pasaron cuatro meses de
sueños y de idilio
y vos, que en ese pecho tenés un corazón,
igual que
golondrina volaste hacia otro nido
sin preocuparte nada por lo que atrás
quedó.
No importa, pobre cosa de carne pasajera,
te apagarás un día lo
mismo que un quinqué
y en cambio mi muñeca será siempre la misma
con su
pecho sin alma que hiere un alfiler.
Muñequita de trapo
vestida de
Pierrot,
aunque no tengas alma
te quiero sólo a vos,
pues sé que
para siempre
habrás de serme fiel,
muñequita de trapo,
corazón de
papel.
Música: Armando Pontier
Letra: Carlos Bahr
Corazón..., no le hagas caso...
no te amargues por su
ausencia
que no vale ni la pena,
vamos...vamos...
Para qué vas a
tomarlo así
si no se lo merece.
¡Corazón no le hagas caso,
que aún
se puede ser feliz!
Qué importa
si al fin de cuentas su desvío
nos mostró que no tenía,
ni franqueza, ni cariño.
Acaso,
es
mejor que así haya sido.
Por eso,
aunque duele ser
golpeado...corazón...,
qué nos importa...
si todavía en nuestra vida
la esperanza en una amiga
que nos presta su ilusión...
Corazón
no le hagas caso...
que a la vuelta de una esquina
otros sueños nos
convidan,
vamos..., vamos...
No te amargues porque al fin su amor
fue sólo flor de un día.
¡Corazón...no le hagas caso...
que es
inútil tu dolor!
Música: Chico Novarro
Letra: Chico Novarro
(recitado)
Viejo cordón de mi vereda...
Paredón de
suelas, tropezón de amor.
Mientras nadie habla de vos
mientras nadie te
recuerda
sos el costado que encierra,
por derecha y por izquierda,
un siglo de procesión.
Sos la escolta sin barullo
de un barrendero y
su orgullo,
de un trasnochado botón.
(canto)
Duro, como el alma
de un frontón
sos un penal, de curdas y mosquitos,
largo y pisoteado
cinturón
de una ciudad, que va creciendo a gritos.
Si te habrás mamado
de alquitrán,
de pucho y celofán, de correntadas,
panteón de rata
enamorada
que cruza sin mirar, el callejón.
Sobre el almanaque de tu
piel
corrió la miel, de trompos y monedas
viejo cordón de mi vereda,
la luna y el hollín te hicieron gris.
Contame un poco más, del
tiempo aquél,
en que el tranvía te afeitaba
cuando la noche era un
festín,
de taco y de carmín, en la enramada.
Hablame del zaguán, el
verso aquél
que se llevó la alcantarilla
si en este mundo sin orillas
el único peatón sos vos.
Música: Pedro Maffia
Letra: Homero Manzi / Cátulo Castillo
Tarí, Tarí.
Lo apelan Roque Barullo
conductor del
Nacional.
Con su tramway, sin cuarta ni cinchón,
sabe cruzar el
barrancón de Cuyo.
El cornetín, colgado de un piolín,
y en el ojal un
medallón de yuyo.
Tarí, tarí.
y el cuerno listo al arrullo
si
hay percal en un zaguán.
Calá, que linda está la moza,
calá,
barriendo la vereda,
Mirá, mirá que bien le queda,
mirá, la pollerita
rosa.
Frená, que va a subir la vieja,
frená porque se queja,
si está
en movimiento.
Calá, calá que sopla el viento,
calá, calá calamidad.
Tarí, tarí,
trota la yunta,
palomas chapaleando en el barrial.
Talán, tilín,
resuena el campanín
del mayoral
picando en son
de broma
y el conductor
castiga sin parar
para pasar
sin papelón
la loma
Tarí, tarí,
que a lo mejor se le asoma,
cualquier moza de un
portal
Qué linda esta la moza,
barriendo la vereda,
mirá que
bien le queda,
la pollerita rosa.
Frená, que va a subir la vieja,
Frená porque se queja
si está en movimiento,
calá, calá que sopla el
viento,
calá, calá calamidad.
Tarí, Tarí.
Conduce Roque Barullo
de la línea Nacional.
Música: Francisco Pracánico
Letra: Celedonio Flores
Amainaron guapos junto a tus ochavas
cuando un
cajetilla los calzó de cross
y te dieron lustre las patotas bravas
allá
por el año... novecientos dos...
Esquina porteña, tu rante canguela
se hace una melange de caña, gin fitz,
pase inglés y monte, bacará y
quiniela,
curdelas de grappa y locas de pris.
El Odeón se manda la
Real Academia
rebotando en tangos el viejo Pigall,
y se juega el resto
la doliente anemia
que espera el tranvía para su arrabal.
De
Esmeralda al norte, del lao de Retiro,
franchutas papusas caen en la oración
a ligarse un viaje, si se pone a tiro,
gambeteando el lente que tira el
botón.
En tu esquina un día, Milonguita, aquella
papirusa criolla
que Linnig mentó,
llevando un atado de ropa plebeya
al hombre tragedia
tal vez encontró...
Te glosa en poemas Carlos de la Púa
y el pobre
Contursi fue tu amigo fiel...
En tu esquina rea, cualquier cacatúa
sueña
con la pinta de Carlos Gardel.
Esquina porteña, este milonguero
te
ofrece su afecto más hondo y cordial.
Cuando con la vida esté cero a cero
te prometo el verso más rante y canero
para hacer el tango que te haga
inmortal.
Música: Antonio Rodio
Letra: José María Contursi
Después de mucho... mucho tiempo,
recién ahora vuelvo
a hablarte...
¡qué sensación al escucharte,
parece que fuera ayer!
Ya ves... estoy mucho más viejo
y vos igual a aquellos días
que
tanto... tanto me querías,
ya nada queda... ¡todo se fue!
Son cosas
olvidadas,
esos viejos amores
y al evocar tiempos mejores
se van
nublando nuestras miradas.
Son cosas olvidadas,
que vuelven desteñidas
y, en la soledad de nuestras vidas,
abren heridas al corazón.
Hay en tu voz un dejo triste
de penas y melancolía...
¡y, a su
conjuro, el alma mía,
se esfuerza por no llorar!
Es que a los dos nos
hizo daño
resucitar las horas muertas
y el corazón abrió sus puertas
a la tristeza de recordar.
Música: Alfredo De Franco
Letra: José De Grandis
¡Cómo tose la obrerita por las noches!
Tose y sufre
por el cruel presentimiento
de su vida que se extingue y el tormento
no
abandona su tierno corazón;
la obrerita juguetona, pizpireta,
la que
diera a su casita la alegría,
la que vive largas horas de agonía
porque
sabe que a su mal no hay salvación.
Pasa un hombre quien pregona:
"¡Cotorrita de la suerte!
Augura la vida o muerte.
¿Quiere su suerte
probar?"
La obrerita se resiste
por la duda, temerosa,
y un papel de
color rosa
la cotorra va a sacar.
Al leerlo su mirada se animaba
y temblando ante la dicha prometida
tan alegre leyó: Un novio, larga
vida...
Y un sollozo en su garganta reprimió.
Desde entonces
deslizáronse sus días
esperando al bien amado ansiosamente
y la tarde en
que moría, tristemente,
preguntó a su mamita: ¿No llegó?
Música: Roberto Rufino
Letra: Marvil (Elizardo Martínez Vilas)
Quítate el rouge de los labios
que no me marque su
sello...
Estoy herido de agravios
y ese rouge es un veneno...
Vení, sentate a mi lado...
¿Por qué te has pintado el pelo?
¿Por
qué has tiznado tus ojos?,
si son tus ojos tan negros.
¿No te
bastaba un cariño?...
Si me dan ganas de ahogarte,
pero es tan blanco tu
cuello
que termino por besarte.
¡Cómo nos cambia la vida!...
Toma ese espejo y mirá...
Vos sos aquella que un día
llevé confiado
al altar.
Pero... qué estoy diciendo...
Si la culpa es solo mía.
Te arranqué de la pobreza
para traerte hasta aquí.
Te hicieron
mal las alturas,
toda esa falsa alegría
que destrozó la pureza
de la
flor que recogí.
¿Por qué me acerco a tus labios,
si son dos brasas
de fuego?
¿Por qué me acerco a tus labios,
si sé que en ellos me quemo?
Salí, salí de mi lado,
mirá el color de tu pelo,
mirá el dolor
de tus ojos
que eran más puros que un cielo.
Vos destrozaste mi vida
y, ya ves, por no matarte,
cierro los ojos y sueño
y te veo como
antes...
¡Cómo nos cambia la vida!...
Toma ese espejo y mirá...
Vos sos aquella que un día
llevé confiado al altar.
Música: Carlos Viván
Letra: Carlos Viván
Berretines locos de muchacho rana
me arrastraron ciego
en mi juventud,
en milongas, timbas y en otras macanas
donde fui
palmando toda mi salud.
Mi copa bohemia de rubia champaña
brindando
amoríos borracho la alcé.
Mi vida fue un barco cargado de hazañas
que
junto a las playas del mal lo encallé.
¡Cómo se pianta la vida!
¡Cómo rezongan los años
cuando fieros desengaños
nos van abriendo
una herida!
Es triste la primavera
si se vive desteñida...
¡Cómo se
pianta la vida
del muchacho calavera!
Los veinte abriles cantaron un
día
la milonga triste de mi berretín
y en la contradanza de esa
algarabía
al trompo de mi alma le faltó piolín.
Hoy estoy pagando
aquellas ranadas,
final de los vivos que siempre se da.
Me encuentro sin
chance en esta jugada...
La muerte sin grupo ha entrado a tallar...