
Letras de tango
Música: Mariano Mores
Letra: Silvio Soldán
Mi canción...
Mi canción tiene sabor de adiós,
como el río que se la llevó,
robándome su amor sin porqué.
Mira...
la risa cristalina
de los niños se apagó.
Y, en silencio,
buscando
van una razón.
Dime por qué te fuiste de mi ribera.
Llevo en mis
labios tus besos.
Tengo ternura de tiempo,
aquí en mi corazón.
Dime
por qué te fuiste de mi ribera.
Dónde habrá anclado tu olvido,
mientras
lloro por tu ausencia
algún barco que se aleja,
hoy estrena amores
nuevos.
Mira... la luna recorrida
por mil títeres de hollín,
ya
no brilla,
la misma pena la cubrió.
Música: Armando Acquarone
Letra: Enrique Gaudino
Me da pena de verte hoy, barrio de Flores,
rincón de
mis juegos, cordial y feliz.
Recuerdos queridos, novela de amores
que
evoca un romance de dicha sin fin.
Nací en ese barrio, crecí en sus veredas,
un día alcé el vuelo soñando triunfar;
y hoy, pobre y vencido, cargado
de penas,
he vuelto cansado de tanto ambular...
La dicha y fortuna
me fueron esquivas,
jirones de ensueños dispersos dejé;
y en medio de
tantas desgracias y penas,
el ansia bendita de verte otra vez...
En
tierras extrañas luché con la suerte,
derecho y sin vueltas no supe mentir,
y al verme agobiado, más pobre que nunca,
volví a mi querencia buscando
morir.
Más vale que nunca pensara el regreso,
si al verte de nuevo
me puse a llorar.
Mis labios dijeron temblando en un rezo:
¡Mi barrio no
es éste, cambió de lugar!...
Prefiero a quedarme, morir en la huella,
si
todo he perdido, barriada y hogar...
Total, otra herida no me hace ni mella,
será mi destino rodar y rodar...
Música: Ismael Spitalnik
Letra: Julio Huasi
Los purretes trajeron la madera,
tablones, sillas
rotas, un catre y un cajón.
La montaña se hará pronto una hoguera,
las
viejas tendrán brasas, no gastarán carbón.
Y las casas serán rojos
fantoches,
millares de fogatas habrá por la ciudad,
surgirá la mañana en
plena noche,
paloma y papa asada los pibes comerán.
Fantasmas de
aserrín,
y a aquel viejo violín
las cuerdas le sacaron
el alma en el
Dzhin-Dzhin (Yin-Yin).
Cantando un "Capuchín"
pebetas de carmín,
un
viejo distraído
chamusca su botín.
Se cortará el piolín,
la
noche tendrá fin, y el viento hará milongas
de cenizas y de hollín.
Un
incendio crepita en... cada esquina,
en medio del invierno todos tienen
calor,
las muchachas de risa cantarina
los ojos se les queman: fogaratas
de amor.
Yo quisiera poner algún muñeco
llenarlo con las penas, la
angustia y el sufrir,
y tirarlo cual pobre palo seco
y que se vuelva
humo por siempre en mi vivir.
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay
(milonga)
Se dice de mí,
se dice de mí.
Se dice que soy
fiera,
que camino a lo malevo,
que soy chueca y que me muevo
con un
aire compadrón,
que parezco Leguisamo,
mi nariz es puntiaguda,
la
figura no me ayuda
y mi boca es un buzón.
Si chlarlo con Luis, con
Pedro o con Juan,
hablando de mí os hombres están.
Critican si ya, la
linea perdí,
se fijan si voy, si vengo o si fi.
Se dicen muchas
cosas,
mas si el bulto no interesa,
porque pierden la cabeza
ocupándose de mí.
Yo se que muchos me desprecian compañía
y suspiran
y se mueren cuando piensan en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan si los miro resoplando como un ford.
Si fea soy,
pongámosle,
que de eso aun no me enteré,
en el amor, yo solo sé
que a más de un gil, dejé a pie.
Podrá decir, podrán hablar,
y
murmurar, y rebuznar,
mas la fealdad que dios me dio,
mucha mujer me la
envidió
y no diran que me engrupí
porque modesta siempre fui.
Yo soy
así
Y ocultan de mí,
ocultan que yo tengo,
unos ojos soñadores,
ademas otros primores
que producen sensación.
Si soy fiera se que,
en cambio,
tengo un cutis de muñeca,
los que dicen que soy chueca,
no me han visto en camisón.
Los hombres de mí critican la voz,
el
modo de andar, la pinta, la tos.
Critican si ya la linea perdí,
se
fijan si voy, si vengo, o si fui.
Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto
no interesa,
porque pierden la cabeza
ocupandose de mí.
Yo se
que hay muchos me desprecian compañía,
y suspiran y se mueren cuando piensan
en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan si los miro
resoplando como un ford.
Si fea soy, pongamosle,
que de eso aun no me
enteré
en el amor, yo sólo se,
que a más de un gil, deje de a pie.
Podrán decir, podrán hablar,
y murmurar, y rebuznar,
mas la
fealdad que dios me dio,
mucha mujer me la envidió.
Y no dirán que me
engrupí
porque modesta siempre fui.
Yo soy así.
Música: Luis Díaz (h) / Ángel Díaz
Letra: Luis Díaz (h)
Estoy mirando de frente pasar la vida fulera,
ambulando, sin un cobre, sin tener dónde dormir,
los amigos no se
arriman, se florean con gambetas,
la mina no quiere lola, se entreveró con
un gil.
Los últimos cuatro mangos traté de multiplicarlos
jugándole a
Leguisamo, por el pescuezo perdió,
y en la carrera siguiente le aposté a
Rubén Quinteros
y el Maestro, sobre el disco, del todo me amasijó.
Si hasta mi viola querida
también se tira conmigo,
ya no escucho
más sus trinos,
sus cuerdas no aguantan más.
Y el patrón de casa,
"chivo",
mi bulín ha empaquetado,
su puerta me ha clausurado
por no
poderle abonar.
Nunca vi en mi vida rea, junta, tanta mishiadura,
"no la veo", ni siquiera por una casualidad.
La providencia está ausente
y hasta el botón de la esquina
me mira como diciendo: ¿En qué cosas andarás?
Pobre la mina del quiosco, que todas las tardecitas
me daba los
cigarrillos de "sotamanga", al pasar,
un chabón que nunca falta hizo correr
la boliya,
el viejo la campanea y ya ni puedo fumar.
Y el corazón
amurado
me está tirando la bronca,
aguantáte, no seas boncha,
que,
si no, pierdo la fe.
Si hasta la luz del bulín
con la contra corre en
yunta,
por falta de menesunda
que se llama... ¡kerosén!
Música: Edgardo Donato
Letra: María Luisa Carnelli
Se va la vida...
se va y no vuelve.
Escuchá este
consejo;
si un bacán te promete acomodar,
entrá derecho viejo.
Se
va, pebeta,
quién la detiene
si ni Dios la sujeta,
lo mejor es
gozarla y largar
las penas a rodar.
Yo quiero,
muchacha,
que
al fin mostrés la hilacha
y al mishio
recuerdo
le des un golpe de
hacha.
Decí, pa qué queres
llorar un amor
y morir, tal vez,
de
desesperanza.
No rogués la flor
de un sueño infeliz
porque, a lo
mejor,
la suerte te alcanza
si te decidís.
Se va la vida...
se va y no vuelve,
escuchá este consejo;
si un bacán te promete
acomodar,
entrá derecho viejo.
Pasan los días,
pasan los años,
es fugaz la alegría,
no pensés en dolor ni en virtud,
viví tu
juventud.
Letra firmada con el seudónimo Luis Mario.
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Quien sos, que no puedo salvarme
muñeca maldita,
castigo de Dios...
Ventarrón que desgaja en su furia un ayer
de
ternuras, de hogar y de fe...
Por vos se ha cambiado mi vida
-sagrada y
sencilla como una oración-
en un bárbaro horror de problemas
que atora
mis venas y enturbia mi honor.
No puedo ser más vil
ni puedo ser
mejor,
vencido por tu hechizo
que trastorna mi deber...
Por vos a mi
mujer
la vida he destrozao
y es pan de mis dos hijos
todo el lujo
que te he dao.
No pudo reaccionar
ni puedo comprender,
perdido en la
tormenta
de tu voz que me embrujó...
La seda de tu piel que me estremece
y al latir florece, con mi perdición...
Resuelto a borrar con un
tiro
su sombra maldita que ya es obsesión,
he buscao en mi noche un
lugar pa morir,
pero el arma se afloja en traición...
No sé si merezco
este oprobio feroz,
pero en cambio he legado a saber
que es mentira que
yo no me mato
pensando en mis hijos...no, lo hago por vos...
Música: Salvador Merico
Letra: Eduardo Trongé / Juan Fernández
Rechiflate del laburo, no trabajes pa los ranas,
tirate a muerto y vivila como la vive un bacán,
cuidate del surmenage,
dejate de hacer macanas,
dormila en colchón de plumas y morfala con champán.
Atorrala doce horas cuando el sol esté a la vista,
vivila siempre de
noche porque eso es de gente bien,
tirale el lente a las minas que ya estén
comprometidas
pa que te salgan de arriba y no te cuesten tovén.
Si
vas a los bailes, parate en la puerta,
campaneá las minas que sepan bailar,
no saqués paquete que dan pisotones...
¡Que sufran y aprendan a fuerza'e
planchar!
Aprendé de mí que ya estoy jubilado,
no vayas al puerto...
¡te puede tentar!...
Hay mucho laburo, te rompés el lomo,
y no es de
hombre pierna ir a trabajar.
No vayas a lecherías a pillar café con
leche,
morfate tus pucheretes en el viejo "Tropezón"
y si andás sin
medio encima, cantale "¡Fiao!" a algún mozo
en una forma muy digna,
pa'evitarte un papelón.
Refrescos, limones, chufas, no los tomés ni aun
en broma...
¡Piantale a la leche, hermano, que eso arruina el corazón!...
Mandate tus buenas cañas, hacete amigo del whisky
y, antes de morfar,
rociate con unos cuantos pernós.
Música: Juan José Guichandut
Letra: Carlos Bahr
A mi me gusta el tango, pero el tango,
aquel que fue
tildado de guarango;
que entró a copar la banca a los lanceros
con su
alma de arrabal y su pañuelo...
A mi me gusta el tango, pero el tango
que, pese a que era huraño y era guapo,
sabía con acento sensiblero
entrar al corazón de las parejas de ayer.
Tango como ese del tiempo
de antes,
medio sencillo, medio compadre,
con sus desplantes, como era
el tango
cuando era tango con otro traje...
Tango como ese del tiempo de
antes,
agua florida, luz de puñales,
tango que añoran los arrabales;
tango de un tiempo que dio que hablar...
A mi me gusta el tango, pero el
tango
que me hable de arrabal y de fandango,
el tango de pañuelo y
alpargata
que selle cada corte con su marca.
A mi me gusta el tango,
pero el tango
que tenga cara triste y gesto guapo;
y apriete en la
cintura de las mozas
la mano del varón, como un reclamo de amor.
Música: Rafael Rossi
Letra: Eugenio Cárdenas
Por esta senda donde un bello ruiseñor
cantaba alegre
sobre un viejo ventanal,
por esta senda yo he volcado, de mi infancia
las arrogancias de mis años de esplendor.
Aquí, del canto de las brisas,
aprendí
las armonías de una dicha singular,
y el alba radiante
con
su deslumbrante
corola de luces me enseñó a adorar.
Bella
senda
donde
mi alma
aprendió a querer,
donde con mis juegos
placenteros
pasé los años primeros
que ya no pueden volver.
Felices
años que adoraba con vehemencia
bajo el sol de la inocencia
que me hacía
enternecer.
Soy un jilguero que va volando, volando,
y su canto va
dejando
con infinito fervor,
pues en tu senda que está llena de
esplendores,
con las más fragantes flores
hice mi nido de amor.
En un recodo de tu senda está mi hogar,
donde mi amada, con
dulcísima emoción,
dice a la vida la belleza que la inunda,
con las
palabras que modula en su canción.
Senda florida que jamás olvidaré;
bendita senda donde las dichas bebí,
y que has perfumado
el goce
anhelado
de verme inundado de azul porvenir.
Música: Pedro Maffia
Letra: Celedonio Flores
La audiencia, de pronto se quedó en silencio:
de pie,
como un roble,
con acento claro
hablaba el malevo.
Yo nací,
señor juez, en el suburbio,
suburbio triste de la enorme pena,
en el
fango social donde una noche
asentara su rancho la miseria.
De
muchacho, no más, hurgué en el cieno
donde van a podrirse las grandezas...
¡Hay que ver, señor juez, cómo se vive
para saber después por qué se
pena!
Un farol en una calle tristemente desolada
pone con la luz del
foco su motivo de color...
El cariño de mi madre, mi viejecita adorada,
que por santa merecía, señor juez, ser venerada,
en la calle de mi vida
fue como luz de farol.
Y piense si aquella noche, cuando oí que aquel
malvado
escupió sobre sus canas el concepto bajo y cruel,
hombre a
hombre, sin ventaja, por el cariño cegado,
por mi cariño de hijo, por mi
cariño sagrado,
sin pensar, loco de rabia, como a un hombre lo maté.
Olvide usted un momento sus deberes
y deje hablar la voz de la
conciencia...
Deme después, como hombre y como hijo,
los años de
presidio que usted quiera...
Y si va a sentenciarme por las leyes,
aquí estoy pa'aguantarme la sentencia...
pero cuando oiga maldecir a su
vieja,
¡es fácil, señor juez, que se arrepienta!
La audiencia,
señores,
se ahogaba en silencio...
¡Llorando el malevo,
lloraba su
pena
el alma del pueblo!
Música: Rafael Canaro / Francisco
Canaro
Letra: Juan Andrés Caruso
En un viejo almacén del Paseo Colón
donde van los que
tienen perdida la fe,
todo sucio, harapiento, una tarde encontré
a un
borracho sentado en oscuro rincón.
Al mirarle sentí una profunda emoción
porque en su alma un dolor secreto adiviné
y, sentándome cerca, a su
lado, le hablé,
y él, entonces, me hizo esta cruel confesión.
Ponga,
amigo, atención.
Sabe que es condición de varón el sufrir...
La
mujer que yo quería con todo mi corazón
se me ha ido con un hombre que la
supo seducir
y, aunque al irse mi alegría tras de ella se llevó,
no
quisiera verla nunca... Que en la vida sea feliz
con el hombre que la tiene
pa' su bien... o qué sé yo.
Porque todo aquel amor que por ella yo sentí
lo cortó de un solo tajo con el filo'e su traición...
Pero inútil...
No puedo, aunque quiera, olvidar
el recuerdo de la que fue mi único amor.
Para ella ha de ser como el trébol de olor
que perfuma al que la vida le
va a arrancar.
Y, si acaso algún día quisiera volver
a mi lado otra vez,
yo la he de perdonar.
Si por celos a un hombre se puede matar
se perdona
cuando habla muy fuerte el querer
a cualquiera mujer.
Música: Edmundo Rivero
Letra: Carlos de la Púa.
Lo llamaban Serafín
en el barrio de las latas.
Funyi, lengue y alpargatas
y una mirada sin fin.
Tenía fama de
piolín
cuando entre extraños estaba
y si alguno se pasaba,
que se
broncaba era un fijo
que se broncaba era un fijo,
y allí nomás...un
barbijo
al mas pintao le bordaba.
Pero un día un cartonazo
de un
barrio desconocido
le cortó hasta el apellido
a punta, tajo y hachazo;
lo dejó con medio naso,
oreja como sandía,
un ojo pa' la otra vía,
de fiambre le dió un tortazo,
de fiambre le dió un tortazo,
y de
postre... el esquinazo
con la mina que tenía.
Después de este
festival,
se dedicó al beberaje.
Melenudo, sucio el traje,
no he
visto miseria igual.
Nunca más el arrabal
lo vió con la luz de día
ni taurear como el sabía
y cuentan en el estaño,
y cuentan en el
estaño,
que murió justo a fin de año
brindando con leche fria.
Música: Atilio Bruni
Letra: Roberto Lambertucci
(vals)
Te dirán por doquiera que vayas: “Señora Princesa”.
Te
dirán que la virgen morena te dio su mirar.
Las estrellas celosas... mirarán
tu belleza
y a tu lado las flores más bellas se avergonzarán.
Pero sé
que estarán en tu vida mis pobres canciones
y esos ojos que yo tanto admiro
se humedecerán.
Porque nada es más lindo en la vida
que quererse,
adorarse y besarse
y por eso: “Señora Princesa”
no me olvidarás...
No me extraña que ahora te llamen “Señora Princesa”
pero nunca
podrán ofrecerte mi sinceridad.
Llegarán a tu oído... los más lindos
piropos,
pero nadie sabrá comprenderte, en tu intimidad.
Hoy podrán
engañar a tus sueños, en brazos extraños
pero el tiempo que todo lo sabe,
dirá la verdad.
Porque sólo es eterno en la vida
el amor que es sincero
y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va...
Qué te importa que todos te digan “Señora Princesa”
si en su mundo
mendigo y perverso está el interés.
La belleza de tu alma... la despierta tu
cuerpo
lo demás es mentira egoísta que enciende la sed.
En la corte de
oro y de plata que todos te ofrecen,
hallarás el inmenso castigo de la
falsedad,
porque nada es más lindo en la vida
que el amor que es sincero
y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va.
Música: Armando Baliotti
Letra: Santiago Adamini
(milonga)
Señores, yo soy del centro,
del centro de la ciudad.
Vivo en la calle Corrientes
casi esquina Paraná,
tengo allí
constituido
mi domicilio legal.
Lo divulgo por si acaso
alguien lo
quiere anotar.
Soy modesto, tan modesto,
que me limito a callar
cuando escucho que comentan
mi manera de bailar.
Unos dicen que en
el tango
no ha nacido mi rival,
otros creen que en la milonga
se
aprecia la calidad.
Y yo francamente digo
que no me atrevo a opinar.
Yo me firmo Federico
José María Cabral,
y subrayo para el caso,
bailarín profesional.
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo
Toda la calle Florida lo vio
con sus polainas, galera
y bastón...
Dicen que fue, allá por su juventud,
un gran Don Juan
del Buenos Aires de ayer.
Engalanó la puerta del Jockey Club
y en el
ojal siempre llevaba un clavel.
Toda la calle Florida lo vio
con sus
polainas, galera y bastón.
Apellido distinguido,
gran señor en las
reuniones,
por las damas suspiraba
y conquistaba
sus corazones.
Y en las tardes de Palermo
en su coche se paseaba
y en procura de un
encuentro
iba el porteño
conquistador.
Ah, tiempos del Petit
Salón...
Cuánta locura juvenil...
Ah, tiempo de la
sección Champán
Tango
del "Armenonville".
Todo pasó como un fugaz
instante lleno
de emoción...
Hoy sólo quedan
recuerdos de tu corazón...
Toda la
calle Florida lo vio
con sus polainas, galera y bastón.
Música: Osvaldo Fresedo
Letra: José María Contursi
Noche azul, tan llena de quietud,
como en aquellos
días...
Emoción de nuestra juventud
perdida en el ayer.
Me alejé sin
comprender su amor
y nunca la busqué
y hoy que soy así como un dolor
entre las sombras
no puedo ya volver.
Si de mí te has olvidado
¿qué haré con esta vida
que se aturde en un pasado
de dichas ya
perdidas?
¿A dónde iré llorando?
¿A dónde iré muriendo
que no me
estén mirando
tus ojos como ayer?
Si de mí te has olvidado
mi mente
no te olvida...
Si te mí te has olvidado
se acabará mi vida...
Y en
este drama horrendo
de andar por ti llorando
yo sé que ni muriendo
de ti me olvidaré.
Si una vez llegaras a escuchar
estas palabras
mías,
recordando sé que has de llorar
por este viejo amor.
Cada vez
me siguen más y más
tus ojos y tu voz...
Y al saberme así, como un dolor
entre las sombras
me ahoga el corazón.
Música: Leopoldo Díaz Vélez
Letra: Leopoldo Díaz Vélez
(milonga)
Estuve anoche con Juan,
mi viejo amigo de ayer,
y
entre copas y charlar
contento me hizo saber
que iba a ser pronto papá,
que era cuestión de unos días
y fue tanta la alegría
que hasta
tomamos de más.
Si es mujer, ponele Rosa,
le dije sentimental.
Será inteligente, hermosa,
sencilla y espiritual,
sensitiva,
bondadosa,
noble, pura y servicial.
Si es mujer, ponele Rosa,
no te
vayas a olvidar.
Yo he de seguir solterón
por esas cosas, no más,
pero vivo el alegrón
que nada puede igualar.
Y es a mi lado tener
a mi viejita querida,
que es la Rosa preferida
de mi florido vergel.
Música: Mauricio Misé
Letra: Carlos Bahr
No se desde qué puerto
ni por dónde llegarás,
amor
que mi nostalgia espera.
Un día, cruzarás por mi camino,
como un anuncio
de la primavera.
¿Será mañana o tardarás tal vez?
Pero yo siento que
estás cerca ya.
Y así vivo esperando,
porque sé que alguna vez,
sonriendo te presentarás.
Si no me engaña el corazón,
cuando me
dice que vendrás,
como en el cine y en los cuentos,
mi sueño más feliz
se cumplirá.
Si no me engaña el corazón
y frente a mí te encuentro un
día,
yo te daré la bienvenida,
con la dulce melodía
de un cantar de
amor.
Yo se que tú me buscas como yo te busco a ti,
amor que ya has
tardado tanto.
Apúrate que aún tengo el alma joven
y hay en mis labios
un alegre canto.
Yo se como eres y como es tu voz,
porque en mis sueños
ya te imaginé.
Por eso, si algún día nos cruzáramos los dos,
sé que te
reconoceré.
Música: Francisco Pracánico
Letra: Celedonio Flores
Si se salva el pibe, si el pibe se salva
vas a ver la
farra que vamos a dar
si Dios no permite que el pibe se vaya,
será
fiesta patria en el arrabal.
Traeremos los pibes de todo el contorno
y
así en una tarde repleta de sol
llenaremos toda la casa de adornos...
y
daremos juntos las gracias a Dios...
No tienes que dejarlo salir con los
muchachos,
en casa hay demasiado lugar para jugar,
ya ves lo que ha
pasado, el muchachito bueno
cayó bajo las garras de la fatalidad.
Ya sé
que tu no tienes ninguna culpa en esto,
no creas que es reproche, sino
resignación,
si el pibe se nos salva, salvándose el muñeco,
verás como
ésto, vieja, le sirve de lección.
Me contó mi madre que todos los chicos
tienen a su lado un ángel guardián.
Si así fuera cierto, el buen
muchachito
por lindo y por santo, se debe salvar.
Y si Dios quisiera,
llevárselo lejos...
parece que duerme, deja de llorar,
ya sabes que han
dicho que no lo despierten,
si se salva el pibe, ¡si llega a sanar!
Música: Francisco Lomuto
Letra: Antonio Botta
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Nací buen mozo
y
embalao para querer.
Si soy así
¿qué voy a hacer?
Con las mujeres
no me puedo contener.
Por eso tengo
la esperanza que algún día
me toqués la sinfonía
de que ha muerto tu ilusión.
Si soy así
¿qué voy a hacer?
Es el destino
que me arrastra a serte infiel.
Donde veo unas polleras
no me fijo en el color...
Las viuditas,
las casadas y solteras
para mí todas son peras
en el árbol del amor.
Y si las miro coqueteando por la calle
con sus ojos tan porteños y su
talle cimbreador,
le acomodo el camouflage
de un piropo de mi flor.
Si soy así
¿qué voy a hacer?
Pa' mí la vida
tiene forma de
mujer.
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Es Juan Tenorio
que hoy ha
vuelto a renacer.
Por eso, nena,
no sufrás por este loco
que no
asienta más el coco
y olvidá tu metejón.
Si soy así,
¿qué voy a
hacer?
Tengo una esponja
donde el cuore hay que tener.
Música: Anselmo Aieta
Letra: Francisco García Jiménez
Esa Colombina
puso en sus ojeras
humo de la
hoguera
de su corazón...
Aquella marquesa
de la risa loca
se
pintó la boca
por besar a un clown.
Cruza del palco hasta el coche
la serpentina
nerviosa y fina;
como un pintoresco broche
sobre
la noche
del Carnaval.
Decime quién sos vos,
decime dónde vas,
alegre mascarita
que me gritas al pasar:
"-¿Qué hacés? ¿Me conocés?
Adiós... Adiós... Adiós...
¡Yo soy la misteriosa
mujercita que
buscás!"
-¡Sacate el antifaz!
¡Te quiero conocer!
Tus ojos, por el
corso,
va buscando mi ansiedad.
¡Tu risa me hace mal!
Mostrate como
sos.
¡Detrás de tus desvíos
todo el año es Carnaval!
Con sonora
burla
truena la corneta
de una pizpireta
dama de organdí.
Y
entre grito y risa,
linda maragata,
jura que la mata
la pasión por
mí.
Bajo los chuscos carteles
pasan los fieles
del dios jocundo
y le va prendiendo al mundo
sus cascabeles el Carnaval.
Música: Sebastián Piana / Cátulo
Castillo
Letra: José González Castillo
Una calle en Barracas al Sud,
una noche de verano,
cuando el cielo es más azul
y más dulzón el canto del barco italiano...
Con su luz mortecina, un farol
en la sombra parpadea
y en un zaguán
está un galán
hablando con su amor...
Y, desde el fondo del
Dock,
gimiendo en lánguido lamento,
el eco trae el acento
de un
monótono acordeón,
y cruza el cielo el aullido
de algún perro vagabundo
y un reo meditabundo
va silbando una canción...
Una calle... Un
farol... Ella y él...
y, llegando sigilosa,
la sombra del hombre aquel
a quien lo traicionó una vez la ingrata moza...
Un quejido y un grito
mortal
y, brillando entre la sombra,
el relumbrón
con que un facón
da su tajo fatal...
Y desde el fondo del Dock,
gimiendo en
lánguido lamento,
el eco trae el acento
de un monótono acordeón...
Y, al son que el fuelle rezonga
y en el eco se prolonga
el alma de
la milonga
va cantando su emoción.
Música: Carlos Gardel / Horacio
Pettorossi
Letra: Alfredo Le Pera / Horacio
Pettorossi
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El
músculo duerme.
La ambición descansa.
Meciendo una cuna,
una
madre canta
un canto querido
que llega hasta el alma,
porque en esa
cuna,
está su esperanza.
Eran cinco hermanos.
Ella era una
santa.
Eran cinco besos
que cada mañana
rozaban muy tiernos
las
hebras de plata
de esa viejecita
de canas muy blancas.
Eran cinco
hijos
que al taller marchaban.
Silencio en la noche.
Ya todo
está en calma.
El músculo duerme,
la ambición trabaja.
Un clarín
se oye.
Peligra la Patria.
Y al grito de guerra
los hombres se matan
cubriendo de sangre
los campos de Francia.
Hoy todo ha pasado.
Renacen las plantas.
Un himno a la vida
los arados cantan.
Y la
viejecita
de canas muy blancas
se quedó muy sola,
con cinco medallas
que por cinco héroes
la premió la Patria.
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
la ambición descansa...
Un coro lejano
de madres que cantan
mecen en sus cunas,
nuevas esperanzas.
Silencio en la noche.
Silencio en las almas...
Música: Nicolás Luis Cuccaro / Juan
Ventura Cuccaro
Letra: Ernesto Nolli / Orlando
D'Aniello
(milonga)
Cuando tú pasas caminando por las tardes,
repiqueteando tu taquito en la vereda,
marcas compases de cadencias
melodiosas
de una milonga juguetona y callejera.
Y en tus vaivenes
pareciera la bailaras,
así te miren y te miren los que quieran,
porque
tú llevas en tu cuerpo la arrogancia
y el majestuoso ondular de las
porteñas.
Tardecita criolla, de límpido cielo
bordado de nubes,
llevas en tu pelo.
Vinchita argentina que es todo tu orgullo...
¡Y
cuánto sol tienen esos ojos tuyos!
Y los piropos que te dicen los
muchachos,
como florcitas que a tu paso te ofrecieran
que las recoges y
que enriedas en tu pelo,
junto a la vincha con que adornas tu cabeza.
Dice tu cuerpo tu arrogancia y tu cadencia
y tus taquitos provocando en
la vereda:
Soy el espíritu criollo hecho silueta
y te coronan la más
guapa y más porteña.
Música: Charlo
Letra: José María Contursi
No sabes cuánto te he querido,
como has de negar que
fuiste mía;
y sin embargo me has pedido
que te deje, que me vaya,
que te hunda en el olvido.
Ya ves, mis ojos no han llorado,
para
qué llorar lo que he perdido;
pero en mi pecho desgarrado...
sin
latidos, destrozado,
va muriendo el corazón.
Ahora, que mi cariño es
tan profundo,
Ahora, quedo solo en este mundo;
qué importa que esté
muriendo y nadie venga
a cubrir estos despojos, ¡qué me importa
de la
vida! Si mi vida está en tus ojos.
Ahora que siento el frío de la
muerte,
ahora que mis ojos no han de verte...
qué importa que otro tenga
tus encantos,
si yo se que nunca nadie puede amarte
tanto, tanto como yo
te amé.
No puedo reprocharte nada
si encontré en tu amor la fe
perdida;
con el calor de tu mirada
diste fuerzas a mi vida,
pobre
vida destrozada.
Y, aunque mis ojos no han llorado,
hoy, a Dios
rezando le he pedido...
que si otros labios te han besado,
y al besarte
te han herido,
que no sufras como yo.
Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discépolo
Nació de ti...
buscando una canción que nos uniera,
y hoy sé que es cruel brutal -quizá-
el castigo que te doy.
Sin
palabras
esta música va a herirte,
dondequiera que la escuche tu
traición...
La noche más absurda, el día más triste.
Cuando estés
riendo, o cuando llore tu ilusión.
Perdóname si es Dios,
quien quiso
castigarte al fin...
Si hay llantos que pueden perseguir así,
si estas
notas que nacieron por tu amor,
al final son un cilicio que abre heridas de
una historia... ¡Son suplicios, son memorias...
fantoche herido, mi dolor,
se alzará, cada vez,
que oigas esta canción!...
Nació de ti...
mintiendo entre esperanzas un destino,
y hoy sé que es cruel, brutal
-quizá-
el castigo que te doy...
Sin decirlo esta canción dirá tu
nombre,
sin decirlo con tu nombre estaré yo.
Los ojos casi ciegos de mi
asombro,
junto al asombro de perderte y no morir.